Énfasis: Autoestima.
– ¿Ustedes conocen los camaleones?
– ¿Qué hacen los camaleones?
– Cambian de color.
– ¿Para qué cambian de color los camaleones?
– Para protegerse.
– Para adaptarse al entorno.
– ¿Dónde viven los camaleones?
Vamos dibujando un árbol grandote sobre un pizarrón.
– En la selva. . . . En los bosques . . . ¿cierto?
– Donde hay muchos árboles.
Bueno.
Ahí vivía Pepe. Era un camaleón que se llamaba Pepe.
Y resulta que Pepe, como todos los camaleones, podía cambiar de color.
Pero Pepe no lo hacía solamente por adaptarse al entorno.
Sino que Pepe era muy tímido.
Y creía que era el animal más feo del bosque. Y decía:
– ¡Uy, no! Soy tan feo, tan feo que nadie va a querer ser mi amigo.
Siempre que sentía que se acercaba un animal él cambiaba de color.
– ¿Quieren conocer a Pepe?
Pero es un poquito feo.
Aquí está Pepe. (Mostramos un dibujo del camaleón en color azul y lo adherimos en lo alto de una rama del árbol.)
Estaba en la copa de los árboles y si sentía que alguien se acercaba, él se ponía de color azul.
Se confundía con el cielo y así nadie lo podía ver.
Pepe sufría mucho porque aunque siempre se escondía, él en realidad sí quería tener amigos para jugar y compartir con otros animales del bosque. Pero estaba muy solito.
Pero él decía:
Con estos ojos ¿Quién me va a querer? Y con esta cola que tengo de caracol . . .. ¿Quién me va a querer?
Entonces, cuando Pepe estaba cerca de las flores, se ponía del color de las flores. (Cambiamos el camaleón desde la rama hasta abajo al pie del tronco colocando una imagen en color rojo)
Nunca se dejaba ver.
Un día, cuando estaba entre las flores escondido, Pepe escuchó una conversación entre los animales.
Estaban comentando que iba a haber una gran fiesta. Todos estaban contentísimos y decían:
¿A quien vamos a invitar?
Que vengan los pájaros. Sí, sí. Todos los pájaros. Que esos son muy alegres.
¿Y quien más quieren que venga? . . .
– La elefanta.
– El león. Sí, es el rey de la selva.
– ¿Y quién más tiene que venir?
– El zorro.
– ¿A quién quieres invitar tú?
– A los caballos.
– A los caballos.
– Tú, Elena, ¿a quién invitas?
– Al tigre. . . y a la tigresa, también.
– Sí, que vengan en pareja.
– A la mariposa . . .Ya.
– Al mono. Sí, porque sin mono no hay fiesta.
– Al canguro . . .
– Tú ¿a quien quieres invitar?
– Al colibrí.
– Al jaguar.
– Imitemos al jaguar. ¿Cómo hace el jaguar?
– Muy bien ¿Tú a quién quieres invitar?
– A la serpiente. ¿Cómo hace la serpiente?
– A la hormiguita. ¿Cómo hace la hormiga?
– Había un animal al que no querían invitar a la fiesta.
. . . .
. . . . . .
Al lagarto porque come harto. ¿Cómo es el lagarto?
No querían invitarle porque siempre estaba de mal humor. Se peleaba con todos. Era así, muy refunfuñón. Decían:
– No invitemos a ese cocodrilo. Nos va a querer comer en medio de la fiesta. No le invitemos.
Pero entonces el pajarito dijo:
– Invitémosle. Porque si no le invitamos se va a poner más bravo.
Dejémosle que venga. Que coma un poquito y se vaya. Invitémosle.
Entonces Pepe el camaleón dijo:
– Ay, yo sí quiero ir, quiero ir a esa fiesta.
Pero como nadie le conocía, no le invitaron.
Y comenzó a pensar qué podía hacer para ir a la fiesta.
– ¿Qué podía hacer? ¿A quién se le ocurre? ¿Qué podía hacer para ir a la fiesta?
– Disfrazarse.
– ¿Disfrazarse? ¿De qué?
– De color verde para confundirse con la hierba.
Eso se le ocurrió a Pepe y entonces dijo:
– Yo me pongo del color de la hierba y voy a ver la fiesta y entonces nadie me va a ver.
Pero no. Pensó. Si me pongo de verde nadie me verá y no me voy a divertir.
Entonces ¿Qué otra cosa puede hacer?
– Ponerse encima de otro animal.
Pero pensó: – Si me pongo encima de otro animal, los otros animales amigos se me van a acercar a saludar. . .
– Tengo que elegir un animal al que nadie se le acerque. ¿A quién elegiré?
– Al lagarto.
Entones lo que Pepe hizo fue treparse a una ramita y esperar a que pasara algo.
(Cambiamos el camaleón desde el pie del tronco del árbol a lo alto de una rama)
En efecto, ya habían llegado todos los animales a la fiesta. Estaba el león, estaba el tigre y la tigresa, estaba . .
– ¿Quién más? . . .
– La hormiguita. . . .
– Los caballos.
– El zorro. . .
– Y Pepe estaba en la copa del árbol mirando cómo pasaban todos esperando a que llegara el lagarto.
En efecto. El lagarto llegaba . . . muy bravo. (Colocamos un dibujo del lagarto adherido al pie del árbol debajo de la rama de Pepe). En efecto. Muy bravo. Porque siempre venía bravo.
Por supuesto, cuando Pepe vio que el lagarto estaba debajo lo que hizo fue . . ¡Zás! . . . lanzarse encima de él . . . (Cambiamos el camaleón desde lo alto de la rama hasta ponerlo sobre el lagarto una vez convertido en color verde.) y ponerse del color del lagarto.
Entonces el lagarto empezó a disfrutar de la fiesta.
Todos se divertían y Pepe estaba encantado porque era la primera vez que podía ver a todos los animales del bosque. Estaban todos los animales juntos y veía que se reían, disfrutaban, . . . .
Y decía: ¡Qué bonito es tener amigos!
Como él era tímido, empezó a ponerse nervioso.
Él pensaba: nadie se dará cuenta de que estoy aquí porque si alguien me viera, me pondría muy nervioso. ¡Qué vergüenza, qué vergüenza, . . .!
Y ¿cómo nos ponemos cuando nos ponemos muy tímidos?
– Rojos.
Eso le pasó a Pepe. Estaba pensando, pensando y tan nervioso . . . que se puso rojo. . (Convertimos la figura verde del camaleón sobre el cuello del lagarto en color rojo.)
– Y entonces qué creéis que pasó?
– Le descubrieron.
– Por supuesto le descubrieron.
Y ¿qué van a hacer los animales ahora que le descubrieron?
. . . . .
. . . . .
– Le preguntaban quien era.
Muchas cosas estaban pasando.
Pepe no se había dado cuenta de que se puso rojo. Hasta cuando los demás animales empezaron a mirar al lagarto.
El lagarto era muy bravo y decía: ¿Qué miran ahí?
. . . .
Los animales decía: – ¿Qué tiene el lagarto en el cuello?
Parece una bufanda. ¡Qué raro!
El lagarto se dio cuenta de que le estaban mirando al cuello y que estaba Pepe allí.
. . . . .
. . . . .
Y entonces . . al darse cuenta de que todos estaban mirando no le quedó más remedio que presentarse.
– ¿Qué animal es ese? Nunca hemos visto una cosa así en la selva.
Dijo:
– Yo soy un camaleón. Soy muy tímido. Vine a ver cómo es esta fiesta.
Estaba hablando cuando de pronto habló la más vieja de esa selva que era la elefanta y dijo:
– Un momento. En todos los años que yo vivo en esta selva nunca he visto que alguien abrace al lagarto. Pepe ha demostrado que es un buen amigo.
. . . . .
. . . . .
Entonces el lagarto dijo:
– La verdad, la verdad es que yo también me siento muy solo. Porque todos se alejan de mí. Y yo soy bravo pero no quiero comerles a todos. También yo quiero tener amigos.
Entonces desde ese día el camaleón y el lagarto son muy amigos y siempre van juntos a todos los lados.
Y colorín, colorado, el cuento se ha terminado.
Reflexión:
¿Qué os pareció? ¿Qué pasó realmente?
¿Cómo se sentía el camaleón?
Y el lagarto?
¿Alguien se siente como Pepe?
¿Alguien se siente como el lagarto?
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